Siempre he pensado que la Iglesia es una de las empresas más potentes que ha existido jamás. Para que el cristianismo se impusiera como lo ha hecho, desde sus desoladores comienzos en la época del Imperio Romano hasta nuestros días, sin duda, tuvo que hacer muchas cosas bien, mejor que lo que ya existía antes. Es decir, tuvo que innovar.

Algún día reflexionaré sobre todas las cosas innovadoras que hizo la Iglesia para conseguir monopolizar la religión en buena parte del mundo (como, por su parte, hizo también el islam), pero hoy estoy pensando en la eficacia que tienen las listas cortas para alinear y dirigir el comportamiento de la gente.

En el caso de la Iglesia, para orientar y dirigir el comportamiento de sus fieles y, de paso, para que tuvieran una forma eficaz de autoevaluarse para saber si estaban siendo buenos cristianos o no. Y con un detalle muy importante: utilizando un lenguaje llano y sencillo que podía entender hasta el último de sus fieles.

Por eso, con el debido respeto, y sin ánimo de ofender a nadie, se me ha ocurrido “traducir” con analogías parecidas a los 10 mandamientos de la religión católica*, lo que podrían ser los 10 mandamientos de la innovación, dirigidos, sobre todo, a los principales líderes de las empresas, aunque, por supuesto, extensivos a cualquiera de sus trabajadores.

  1. Nunca dejarás de innovar

No dejarás que sea una moda que pasa en cuanto suben las ventas: buscarás siempre la innovación porque es el futuro de tu empresa. Y no temerás probar y experimentar con las nuevas ideas porque o se gana o se aprende.

  1. No confundirás la innovación con la mejora

Serás muy exigente para ofrecer cosas realmente nuevas a tus clientes. Aunque no debes olvidar que la mejora es tan importante como la innovación, no hay que menospreciarla.

  1. Respetarás los tiempos y los presupuestos de la innovación

No pedirás a tus colaboradores que innoven sin los recursos necesarios. Sobre todo, les darás tiempo de calidad para que lo dediquen a innovar.

  1. Siempre pensarás en tus clientes

Pensar en las insatisfacciones y problemas de tus clientes será la mejor manera de desarrollar innovaciones valiosas: útiles para los clientes y rentables para la empresa.

  1. No matarás los proyectos antes de tiempo

No desistirás cuando las cosas se pongan difíciles, pero tampoco mantendrás caballos muertos** encima de tu mesa. Y en caso de fracasar, se aprende, nunca se castiga.

  1. Harás siempre las cosas de una forma profesional y honesta

No engañarás ni te aprovecharás de tu poder o situación privilegiada para hacer trampas y pedir a tus colaboradores que hagan cosas poco honestas: como dedicarse a la innovación fuera de su horario de trabajo, robándoles parte de su sagrado tiempo libre.

  1. Reconocerás y premiarás a los innovadores

No te apropiarás exclusivamente de los resultados de la innovación. Te preocuparás de honrar como es debido a aquellos que llevan a tu empresa hacia el futuro y compartirás los beneficios con ellos.

  1. No osarás decir que eres innovador si no haces cosas concretas y tangibles

No lo mencionarás en tu web, ni en los valores de tu empresa, si no tienes proyectos verdaderamente innovadores; si no existe un proceso para innovar de forma repetida y si no hay una vocación de extender la cultura de innovación en toda la empresa. Evitarás hacer cualquier tipo de marketing mentiroso al respecto.

  1. Contendrás los pensamientos y deseos absurdos

No harás fabulaciones extrañas en tus presupuestos sobre los beneficios inmediatos y colosales de tus intentos de innovación. Tampoco echarás la culpa a los demás cuando fracases.

  1. No te dedicarás a copiar lo que hacen los demás

Solo serás innovador cuando hagas cosas verdaderamente nuevas en tu sector, mejores y más valiosas que las que ahora hacen tus competidores directos.

Quizá estos 10 mandamientos te puedan servir como guía sencilla y modelo de comportamiento para que, si los llevan a cabo un número suficiente de personas y, especialmente jefes, tu empresa, en no demasiado tiempo, se convierta en una empresa innovadora de verdad. O quizá no.

Pero si tú personalmente haces todas estas cosas, todos y cada uno de los días de tu vida, no dudes por un segundo que crearás un ambiente innovador a tu alrededor y llegarás a ser un gran innovador. En tu actual empresa o en la que te deje hacerlo.

 

 

 

 

 

 

 

 

* Los diez mandamientos católicos, también conocidos como el Decálogo, representan las leyes fundamentales del cristianismo. Estos mandamientos son:

  1. Amarás a Dios sobre todas las cosas.
  2. No tomarás el nombre de Dios en vano.
  3. Santificarás las fiestas.
  4. Honrarás a tu padre y a tu madre.
  5. No matarás.
  6. No cometerás actos impuros.
  7. No robarás.
  8. No darás falso testimonio ni mentirás.
  9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
  10. No codiciarás los bienes ajenos.

** La Teoría del Caballo Muerto es una metáfora satírica que refleja cómo algunas personas, instituciones o naciones enfrentan problemas evidentes que son imposibles de solucionar, pero en lugar de aceptar la realidad, se aferran a justificarlos.

La idea central es clara: si descubres que estás montando un caballo muerto, lo más sensato es bajarte y dejarlo. Sin embargo, en la práctica, muchas veces ocurre lo contrario. En lugar de abandonar el caballo muerto, se toman medidas como:

Comprar una nueva silla de montar para el caballo.

Mejorar la alimentación del caballo, a pesar de que está muerto.

Cambiar al jinete en lugar de abordar el problema real.

Despedir al encargado de los caballos y contratar a alguien nuevo, esperando un resultado diferente.

Organizar reuniones para discutir cómo aumentar la velocidad del caballo muerto.

Crear comités o equipos de trabajo para analizar el problema del caballo muerto desde todos los ángulos. Estos comités trabajan durante meses, levantan informes y finalmente concluyen lo obvio: el caballo está muerto.

Justificar los esfuerzos comparando el caballo con otros caballos muertos similares, concluyendo que el problema fue una falta de entrenamiento.

Proponer cursos de capacitación para el caballo, lo que implica aumentar el presupuesto.

Redefinir el concepto de «muerto» para convencerse de que el caballo aún tiene posibilidades.

Lección aprendida:

Esta teoría pone en evidencia cómo muchas personas y organizaciones prefieren negar la realidad y desperdiciar tiempo, recursos y esfuerzos en soluciones inútiles, en lugar de aceptar el problema desde el principio y tomar decisiones más inteligentes y efectivas.

#Innovación